sábado, 23 de mayo de 2009

Una Semana En El Motor De Un Autobús.-

Cuando tenía como 15 años, acostumbraba pasear en bicicleta y a pie, solo (siempre solo), por cualquier parte que mis extremidades inexpertas me llevaran. Era común que me fuera del Colegio a mi casa caminando, que fuera a cualquier parte evitando lo más posible la micro y el metro. No era alérgico a la gente, no tenía nada contra el mundo (bueno, un poquito, como todos), pero cuando pequeño siempre fui desconfiado, incluso de mis pasos. Sin embargo, caminar era lo que realmente me tenía cableado a la tierra. Caminar y escribir.

Todas las cosas que me pasaban (y en mi mente adolescente, la inmensa mayoría eran malas y catastróficas para mi "frágil" alma, xD), las podía analizar, desesperar, llorar, rabiar, concluir, concretar y tramar (entre otras cosillas) caminando y escribiendo. Extrañamente, cuando era pendejo escuchar música nunca me ponía tranquilo, para lo único que servía era para azuzar mis ánimos, y para conocer artistas (que eso puedo agradecer hoy día). Así arreglaba mis cosas, o las empeoraba, así revisaba el motor de mi autobús (un paralelismo bastante ingenioso y bonito para referirse a una persona que arregla su corazón).

A qué viene todo ese relato fome de arriba?, es que ahora quiero caminar tanto como antes, ser una verdadera competencia de Frodo y Mario Bros, pero me tinca que algo perdí, o algo que dejé "guardado" en alguna caja, y de tan bien guardado que quedó, se terminó perdiendo. La única esperanza que tengo, es convencerme de la realidad de las cosas guardadas: que nunca se pierden, siempre terminan siendo encontradas.

Tenía las más grandes intenciones de que este texto fuera muy largo, que explicara más acontecimientos (no sé pa qué, ni a quién), pero me da una enorme flojera. Las cosas hay que aceptarlas, en lugar de contar lo que queda; desde ahora y hasta el día que me muera, cabrá la sorpresa.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Amasijo de contradicciones.-

Leí ese término hace bastantes años en "El Diario De Ana Frank". Cuando dí con él, me sentí completamente identificado. Pensé "así tal cual soy yo". Eso ya fue hace mucho. Pero pasa el tiempo y aún me siento así: como que tengo la sartén por el mango pero que no sirve de nada eso. O cuando las decisiones se piensan mucho, y se toman después de eso, pensando que fue lo mejor, pero después andas con una mochila cargadísima de dudas. Está bien?.

Me han "aconsejado" qué hacer con mi vida. Pero me parecen cosas tan tiradas de las mechas y tan fuera de mis posibilidades, que quizás sea un disparate y termine por destruirme. No sería la gracia. O quizás ocurre lo contrario. Maldita sea.